y me gustan los lunes
Todo empezó un domingo cuando, ocasionalmente, escuché una conversación en la que se quejaban de que el lunes estaba ya a la vuelta de la esquina.
En aquel momento, pensé que yo era una persona afortunada, porque no me preocupaba por los lunes, ni me alegraba cuando llegaba el viernes o si el miércoles era festivo.
A mí, me gustan los lunes, porque siempre he disfrutado con mi trabajo y poder dedicarme por completo al acto de crear.
Seguramente, no pensaría igual si tuviera la obligación de cumplir cada día con un trabajo rutinario y que no me gustase.
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Por eso, me gustan los lunes
Por eso, me gustan los lunes, igual que un viernes o como puede ser un domingo, porque tengo la libertad de marcar mi propio tiempo.
Sé lo que soy y porque lo hago.
Esta necesidad inexcusable que nos impulsa y nos obliga a ser artista, estoy seguro que lo comparto con muchos colegas, pero…
… a menudo, me invade la curiosidad de saber si todos los que dedicáis vuestra vida al arte lo apreciáis desde la misma perspectiva o son otras motivaciones las que provocan y condicionan vuestra creatividad.
El público en general, ve el trabajo del artista como una ocupación idílica o la entienden desde un planteamiento romántico, aunque la realidad no tenga mucho que ver hoy en día con estas percepciones.
Un trabajo real desde la creatividad y la investigación
El artista desempeña un trabajo real y, como trabajador, cuando entra en su estudio-taller ejerce su labor desde la creatividad, la investigación o la emoción.
Disfruta con lo que hace y se entrega en cuerpo y alma en materializar una idea o alcanzar un objetivo que se ha marcado y que le motiva.
También, tiene que ser consciente de la obligación de hacer rentable su vocación y saber gestionar su tiempo y su economía, si quiere vivir profesionalmente de ella.
Si lo hace como hobby y sin pretensiones de rentabilizar su creatividad, gana en libertad de ejecución, ya que su única meta es la de satisfacer su necesidad vital de expresarse a través de su obra y disfrutar mientras la realiza.
El trabajador por cuenta ajena tiene otros objetivos: sin poner en duda su valía profesional, se limita a cumplir las obligaciones laborales que le han marcado y, en cierta manera, ahí termina su compromiso.
Esto es ser un buen profesional que trabaja para la empresa, que es muy distinto a trabajar con la empresa.
Por su parte, el profesional del arte es su propia empresa y desarrolla una economía creativa que le hace pensar de manera autónoma, libre y con imaginación.
Es más, si fuera posible aplicar este pensamiento más allá del entorno artístico y se trasladara a la oficina o a la fábrica se conseguiría implicar al empleado en el proyecto empresarial con más motivación, creatividad e ilusión.
¿No será que al mundo le falta la felicidad y la motivación que impulsa al artista a hacer su trabajo?
¿Será, por eso, que para el que no sea artista no le gustan los lunes y desea que llegue pronto el viernes?
Estas reflexiones y otras similares, siempre indagando en la condición artística desde el aspecto profesional, me ha animado a conocer vuestras opiniones y haceros partícipes de esta cavilación:
¿Qué te motiva para ser artista y qué te impulsa a crear?
Empezaré por reproducir la respuesta que he recibido de José Grimalt quien confiesa en un acto de franqueza y de honestidad consigo mismo que “la pregunta me ha descolocado. Debe ser tan sencilla su respuesta, como enredada su reflexión, pero mira Ramón con sinceridad, no tengo ni pajolera idea”.
No obstante, Grimalt reflexiona sobre la propuesta y reconoce que le vienen a la mente “un cumulo de sensaciones y recuerdos inconclusos, que van aflorando uno detrás de otro” y con los que redacta el discurso de la primera pregunta: ¿Qué te motiva para ser artista?
“Primero no hay motivación alguna ni consciencia de ello” –afirma-, “más tarde, pasado el periodo de tantear que destino daremos a nuestro trabajo, será el resultado de una eclosión en ese complejo, digamos, mundo de artista.”
“Buscar afanosamente ¿cuándo? o ¿por qué soy? es de las cuestiones más complicadas de la sinceridad de un artista.”
“Me gustaría tener un decálogo de respuestas para endulzar los oídos de aquellos que nos quieren ver idealizados en míticos artistas ya pasados.”
“Comparo mi proceso de desarrollo, con un gran rio y sus pequeños afluentes. “
“Al principio, son pequeños arroyos formados por casualidades: un papel un garabato, un halago de alguien y ya puedes pasar al siguiente riachuelo. “
“Pasado el tiempo, comentarios como: mira que ha dibujado; está muy bonito; tiene madera de artista.”
“Y pasas a otro rio con más caudal (sigues estando en un estado libre sin objetivo calificativo, que te autodefina claramente, solo sostienes lo que ellos perciben en ti y te gusta), y te lo vas creyendo, y lo perduras, así sucesivamente hasta ser un torrente imparable cuyo control del cauce solo lo diriges tú.”
“Eres lo que eres, y ya estás marcado por ese destino imparable.”
“En ese momento, te das cuenta que estas atrapado en el arduo y grandioso deber, de ser artista.”
“No creo que alguien diga ¡¡quiero ser artista!! y lo sea ipso facto, sin pasar por la diáspora evolutiva que aquí explico.”
“Esta es mi explicación y no necesariamente la he de compartir con otros, pero a través de la observancia llegue a ella.”
Ser artista es una adicción innata
Las respuestas que he recibido han sido muy variopintas, aunque en su mayoría, coincidentes en que ser artista es una pulsación innata, igual que significa una satisfacción personal y una plenitud anímica ejercer el acto de crear.
Así lo expresa Marco Antonio Cruz cuando afirma que “desde pequeño sentí esa inquietud de usar diferentes materiales para expresar mis ideas y creatividad. Más que una decisión, fue una reacción a mis impulsos emocionales, manifestándose no sólo en la pintura, sino también en el grabado, la escultura, como canta-autor y la constante curiosidad por aprender de múltiples áreas del conocimiento”.
Por su parte, Sugeil Basurto está segura de que es artista “porque recuerdo mi primera experiencia a los tres años con acuarelas, un pincel y un caballete ¡cómo si fuera ayer! Recuerdo la inmensa satisfacción y emociones que experimenté cuando lo hice y hasta ahora no he parado.”
Pero, los comienzos no han sido fáciles para todos, porque, en muchos casos, no se ha estimulado esta cualidad o se ha tenido que lidiar con la opinión en contra de familiares y personas de tu entorno que, con buena intención, te aconsejaban que buscaras otro trabajo, porque ser artista “no es estable”, “no tiene futuro”, ”no da dinero” o “es cosa de románticos”.
Esta lucha para superar los obstáculos y mantenerse firme en su vocación artística, aunque significara caminar a contracorriente del entorno familiar, es lo que nos cuenta Amparo Noguera en su comentario: “Desde pequeña me encantaba dibujar, a todas horas.”
“Crecí dibujando, pero sin el apoyo de mis padres que no creían que la carrera de BBAA iba a ser algo bueno para mí y no me incentivaron para estudiarla, sino al contrario, y como yo no era una niña rebelde, estudié la carrera de Magisterio para contentarles. Jamás ejercí.”
“Terminé magisterio y entonces estudié Diseño Gráfico y trabajé como diseñadora.”
“Así hasta cumplir 45 años, entonces empecé la carrera de BBAA.”
“Era una fuerza interior la que me pedía aprender más cosas relacionadas con el arte: dibujo, pintura, escultura, historia del arte…”
Concluye su comentario Amparo con la afirmación de que “crear me da vida. Me llena espiritualmente. Es algo que yo no decidí ser, sino que ya lo era desde que nací. Siempre estaba inventando y plasmando cosas sobre el papel o construyendo con mis manos. Algo me lo pide desde dentro.”
Crear representa una libertad absoluta
Esta condición innata que impulsa a crear significa una necesidad vital durante toda la vida del artista que recurre a ella en sus momentos más íntimos de soledad o de emoción “para sacar los universos que se esconden dentro de mí” –como dice Purificación-.”El tiempo se detiene y todo lo cotidiano desaparece”.
En esta misma línea, se expresa María Rosa Ramos: “pintar para mi es una liberación absoluta para mi imaginación, la pintura me ayuda a ampliar mis ideas y tengo la libertad suficiente para usar todo lo que mi interior me sugiera respecto a una obra; por ejemplo, si una hoja es verde y a mí me apetece poner un azul especial, lo hago. Crear es una libertad absoluta.”
Para Romy Nunes crear es una necesidad y la mejor forma de expresar su estado anímico: “Pinto porque estoy triste y también cuando estoy feliz”.
A Alfredo Ornelas le motiva “la necesidad de expresar todas las cosas que me impresionan en mi vida y a los demás seres que me rodean, además del sentimiento lúdico que me llena cuando estoy en el proceso creativo, es como si entrará a otra dimensión donde el tiempo y el espacio fuera diferente de mi realidad y muchas de las actividades del organismo cambiaran también, por ejemplo, no tengo hambre cuando estoy en el trance creativo, y digo trance porque me abstraigo del mundo en el cual habito.”
Carmen Rosa Monzón señala que le impulsa a crear “la necesidad de comunicar mis emociones y mis ideas a los demás, como creaciones innovadoras y significativas conceptualmente”.
Por “amor, pasión, necesidad, furia…”, lo hace Shandra Pérez Lucero, “porque no es algo que haya pedido, está en mí”-asegura- .
“A mí, me motiva ser mejor cada vez que trabajo” –manifiesta Mario Sánchez Ramos-. “No tengo un objetivo artístico fijado, me dejo llevar por aquello que me inspira para crear algo afín a mi gusto e intuición. ¡Me gusta pintar, me gusta crear! Me gusta mi trabajo”.
Sentirse artista y hacerlo cada día mejor
Es difícil saber cuando uno empieza a sentirse artista y llegas a creértelo con el transcurrir de los días, porque te sientes impulsado/a a crear y hacerlo siempre mejor en la siguiente obra, porque nunca terminas de estar satisfecho/a de lo que acabas de hacer.
Esta insatisfacción que te impulsa a continuar y empezar una nueva obra lo manifiesta perfectamente Miguel Postigo, cuando afirma que lo que le motiva a seguir es “porque pienso que mi gran obra está por llegar. En algún momento he creído que lo había logrado… pero, nada. Nunca llega. Siempre descubro que falta algo…”
Para algunos ponerse delante de un lienzo, ensuciarse las manos con barro, esculpir o experimentar con un tórculo es sinónimo de felicidad y así lo reconoce María Rosa Ramos que afirma ser muy feliz con un pincel en la mano, porque para ella “la pintura es una forma de expresar tu libertad. Cada cuadro que empiezo es un reto para mi.”
También he recibido comentarios de los que entienden que el arte es algo íntimo y que no persiguen la posibilidad de poder vivir de él.
Celia Gómez lo expresa así de bien: “Pintar es revivir momentos, sonrisas, palpar la felicidad, mirar frente a ti la dicha del instante. Crear es volar sin rumbo, ni tiempo, maravillarte de lo que eres capaz de crear en un instante, poner y quitar, jugar a dibujar y sorprenderte con los resultados. Amar lo que haces y hacerlo tuyo. Es, por eso, que mi finalidad no es vender. Pero eso ya es otra historia…”
Necesidad para unos, negocio para otros
Sin embargo, para Pedro Soria sus inicios fueron muy distintos a los de la mayoría y fue la necesidad de tener que “hacer” para poder “tener” lo que lo encaminó al mundo del arte. Hoy día, inmerso en una creatividad de denuncia social, participa con el siguiente comentario:
“Vengo de familia de músicos; mi viejo, además, fue poeta y por haber nacido con hambre soy artesano”, nos escribió Pedro Soria.
“Así es, tuve que agarrar un cacho de madera para hacer un taburete, porque no había guita para comprarlo.”
“En adelante, la tarea fue darle forma a la materia para tener lo que no se podía comprar, ni nuevo ni usado.”
“Y, luego, el oficio de dar forma a la materia, pasó a darle forma a lo vivido y a lo que se podía vivir.”
“Un día, en que intentaba armar mi poética, me encontré que nadie reflejaba nuestros problemas, los problemas de los laburantes: quedar cesante, el tener hambre, una huelga…y en eso estoy…”
En este resumen de los comentarios que habéis enviado a Objetivo Arte, me reencuentro con la opinión de Sugeil Basurto porque define perfectamente el propósito que ha motivado este post de ¿por qué a los artistas nos gustan los lunes?:
“Pues, hace unos años que me enfoqué a pintar –explica Sugeil Basurto – y convertir en un negocio lo que me gusta hacer. Descanso el domingo por mi esposo, para estar con él, y no veo la hora para que sea lunes y comenzar a pintar. Me gusta comenzar temprano, pero debo darme prisa en realizar las labores de la casa. No sólo disfruto con lo que hago, sino que adapto mis horarios a conveniencia y lo mejor de todo es que!no se siente como trabajo!!”
En parecidos términos se expresa Miguel Postigo:” La verdad es que quien trabaja por pasión, no distingue entre un día y otro. Para mí, es igual un domingo que un viernes. Asimismo, un lunes no representa ninguna novedad en mi relación horario-trabajo. No hago sino disfrutar cada segundo frente a uno de mis bastidores”.
Además, de disfrutar y gozar con la práctica del arte es importante tener el reconocimiento del público para el artista, porque de alguna manera así cierra el círculo de la creación, al hacer partícipe al espectador de su obra y, con ello, el reconocimiento de su condición de artista.
Amparo Noguera concluye su aportación reconociendo este hecho: “Evidentemente, me gusta que me reconozcan como artista. Todo artista lo necesita, pero, aunque no me quejo porque he vendido cosas, ni soy reconocida ni puedo vivir solo del arte. Aún así, no cejó en el empeño y sigo creando…”
La creatividad como convicción de vida
En lo que se refiere a entender la creatividad como una convicción de vida y como un impulso para expresar las ideas, Marco Antonio Cruz define la creatividad como una constatación para sentirse vivo como artista y una integración social para suscitar “emociones estéticas, sentimientos de admiración y sublimaciones colectivas”, según sus propias palabras.
“La creatividad –explica Marco Antonio Cruz-, para mi representa la base fundamental para ser un verdadero artista. Es la ebullición constante de la creatividad, lo que me impulsa cada día, para aportar a través del arte, mis pensamientos, que se traducen en emociones y sentimientos recopilados de la convivencia social, de la idiosincrasia de cada región, de la cultura. La creatividad es inherente al verdadero artista.”
Para concluir este resumen de opiniones, he dejado para el final la segunda parte del comentario que recibí de José Grimalt , que se refiere al acto de crear y sobre el que hace el siguiente razonamiento:
“¿Qué me impulsa a crear? Se crea, cuando eres consciente de que lo que vas hacer es digno de creación, es un “algo” que te lleva a tener un pensamiento buscador y creativo uniforme, con muchos ángulos en su proceso no percibidos por los demás.”
“El acto de crear es sumamente egoísta, pero que solo tú sabes que eres un pequeño dios y estás en el camino creador, el hacer algo único (¡ojo!, sin caer en la soez visual y facilona).”
“Se llega en una cadena de pensamientos profundos y guiado por una mano que, con acierto y precisión, plasmará en materia tu idea.”
“En este momento es donde muchos genios se frustran y se suicidan, pero, cuando todo se conjuga, crearás y te encontrarás en un estado, permítame…, de éxtasis, de haber creado, simplemente, algo sublime con destreza única.”
“Cuando eso sucede, no necesitas que nadie corrobore lo realizado, tú lo sabrás mejor que nadie. Ese es el impulso creador.”
Sea por un motivo u otro el que te haya impulsado a considerarte artista y a mantener este compromiso de por vida, la verdad es que no sientes tu trabajo como una carga, sino como una suerte que te ha brindado el destino.
Por eso, precisamente, te gustan los lunes…
Si quieres exponer tu opinión puedes hacerlo libremente en los comentarios (más abajo) y compartirás con tus colegas lo que te motiva como artista y que es lo que te impulsa a crear.
Te espero en los comentarios.
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