Trabajar gratis, ¡ NO! por amor al arte y por dignidad profesional

Trabajar gratis, ¡NO!
por amor al arte

Como artista, en algún momento, o con demasiada frecuencia, te habrás tenido que enfrentar a los que pretenden que tu trabajo les salga gratis.

Si les dices que vives de tu trabajo y que tienes que cobrar por ello seguro que no te toman en serio, porque entienden que lo haces porque te gusta y, si es así, puedes hacerlo sin cobrar o a bajo precio.

En el plano laboral, el artista suele estar infravalorado y socialmente la práctica del arte no se entiende como una profesión normalizada, como podría ser ejercer la abogacía o regentar un taller de mecánica.

Seguro que cuando decides ser artista, incluidos familiares y amigos, no te tomaron muy en serio o te aconsejaron que eligieras cualquier otra profesión que la sociedad considera más “formal” y estable.

Trabajar gratis, ¡nunca!


La anécdota de un amigo: ”¿Dedicarte a la escultura?. Vale, pero será para los fines de semana y las vacaciones. ¿No pensarás dejar la oficina? Está muy bien como entretenimiento, pero ¿de qué vas a vivir?.”

Para la mayoría de la sociedad, el arte, en cualquiera de sus manifestaciones, es algo lúdico y una ocupación más romántica que real para tenerla como medio de vida.

Hazte esta pregunta:”¿En que mal día empecé a aceptar hacer trabajos gratis y porque motivos?.

Seguro que te convencieron con la excusa de que ganarías con “visibilidad” y que sería muy relevante para tu currículum.

¡¿Qué visibilidad?!. Lo que quieres es que tu trabajo y esfuerzo sea pagado, como profesional que eres y porque te has tenido que hacer autónomo (esa es otra carga por la que tienes que cobrar),.

Como cualquier otro mortal el artista tiene facturas que pagar, obligaciones fiscales que cumplir, gastos de material que costear, inversión de tiempo, esfuerzo personal y unas cualidades que otros no tienen para desempeñar su trabajo.

Condiciones suficientes y más que válidas para que se respete su trabajo y no acepte bajo ningún concepto proposiciones de este estilo:  “pensaba que éramos amigos y no me cobrarías”, “te interesa hacer este trabajo, aunque sea gratis, por la difusión que tendrá”, “a ver si tienes un hueco y me diseñas el logotipo de la web”, “la exposición es para recaudar fondos y podrías regalarnos un cuadro”….

Existe la convicción de que los artistas viven del aire y por amor al arte, que son generosos, desprendidos, siempre dispuestos a regalar su obra, a colaborar altruistamente con todo tipo de iniciativas sociales o culturales, por una innata condición de filantropía.

Abundan las galerías que te ofrecen promoción a cambio de tu obra, concursos con premios simbólicos, ofertas que mejoraran tu curriculum a cambio de participar gratuitamente, colaboraciones sin cobrar en revistas o en ilustrar un libro.

Cada uno es libre de hacer lo que quiera con su tiempo, e incluso trabajar gratis, pero esta decisión convierte tu profesión en un campo abonado para que tus derechos como artista sean pisoteados y no se te tome en serio.

El trabajo dignifica y si, además, trabajas en lo que ha sido siempre tu vocación habrás conseguido tu máxima aspiración, siempre y cuando percibas una remuneración justa por ejercerlo.

Todo el mundo debe ser tratado como cliente


Desde el momento en que se trata de trabajo todo el mundo es cliente y no hay que trabajar gratis para nadie, incluido familiares, amigos o colegas.

Practicar esta norma no significa llevar a cabo un afán recaudatorio o una voracidad comercial sin límites, sino entender que trabajar gratis va en menoscabo de tu propio talento.

Con demasiada frecuencia, creativos del sector de las artes visuales son invitados a participar en proyectos en los que se juega con la precariedad del sector.

Se les solicita trabajos previos, bocetos, ideas sin pagar nada a cambio, porque saben que la oferta será amplia y lo hacen bajo la cobertura de una convocatoria concursal.

Son ofertas de trabajo especulativo que, probablemente, nunca se materialicen, pero a los que tú les dedicas tiempo y aportas tu capacidad para desarrollarlos, para que quien los haya convocado se beneficie de tu esfuerzo.

Proposición de colaborar que habitualmente escuchan los ilustradores: ”Ten en cuenta la publicidad que vas a tener si cada semana realizas una ilustración para la revista. No cobrarás, pero la difusión de tu obra será enorme… “

gratis no por amor al arteAl dar gratis o a bajo coste tu trabajo no solo te infravaloras como profesional, sino que siempre hay alguien que termina aprovechándose de tu trabajo.

La cultura se mantiene gracias a los creativos, pero quienes regulan su funcionamiento son los intermediarios, como compradores y vendedores, sin tener en cuenta que el artista es el que realiza la producción y, por ello, debería ser el protagonista más determinante.

La realidad en que vive queda reflejada en el estudio ‘La Actividad Económica de los/las Artistas en España’, que ha realizado la Universidad Antonio de Lebrija en la que queda patente la precariedad del sector.

Sólo el 15% de los artistas pueden vivir exclusivamente de su arte; para el 50% sus ganancias son inferiores al Salario Mínimo Interprofesional (SMI); el 32% mantiene una relación profesional con las galerías, pero solo un 3% manifiesta su satisfacción en esta relación comercial.

Son motivos más que relevantes para obtener con tu producción artística lo que consideras justo y no aceptar nada por debajo de tu tarificación o de ofertas de gratuidad por condicionamientos de amistad o a cambio de promoción, por ejemplo.

Firmeza para no malvender tu trabajo


En cualquier especialidad del arte, si trabajas por encargo siempre te encontrarás con clientes que ofertan a la baja, regateando el precio.

Te entra la duda y puedes llegar a pensar que si trabajaras con precios más bajos estos regateos no se producirían, pero la realidad es que pidas lo que pidas este tipo de clientela siempre actuará de la misma forma.

No dudes, mantente firme y defiende tu trabajo con precios realistas sin malvender tu arte.

El cliente debe implicarse en el proyecto que te encarga y si lo consigue a bajo precio lo infravalora y no se involucra cuando el esfuerzo económico que hace es mínimo.

Sin embargo, no por hacerle el trabajo barato dejará de exigir por su parte la mayor calidad.

Si tu trabajo es garantía de calidad debes obtener lo que consideres justo por él y el cliente debe aceptar tu presupuesto y condiciones de trabajo.

Alguna vez te habrán dicho: “Empieza a trabajar en ello, mientras vamos a ir buscando la forma de financiarlo y no te preocupes que esto se hace seguro”.

Acostumbra a negociar el cobro anticipado de un porcentaje, que puede oscilar entre un 30% a un 50%, del presupuesto por adelantado antes de empezar el encargo.

No seguir esta norma puede perjudicarte económicamente y perder en su totalidad el trabajo que hayas realizado.

Mientras estas inmerso en el encargo puede ocurrir que el cliente cambie de idea, anule el compromiso, introduzca modificaciones no previstas o cualquier otra causa de fuerza mayor que no permita seguir adelante.

Si no has cobrado nada anticipadamente, lo más probable es que hayas perdido el tiempo y el dinero.

Excepciones para regalar tu arte


A la hora de trabajar gratis (o casi gratis) para alguien o por alguna causa hay que hacerlo con cuentagotas y sólo en situaciones  muy especiales.

Los únicos trabajos gratis que debes estar dispuesto a hacer son los que tu hayas decidido personalmente o hayas buscado, pero que nadie te ha pedido.

Son aquellas situaciones en las que tú puedes estar implicado en alguna causa por la que crees que debes colaborar y porque lo haces con la aportación desinteresada de tu trabajo creativo.

Tu obra es algo muy especial para ti y te desprendes de ella altruistamente solo en contadas ocasiones y por motivos muy personales.

No porque te la pidan.

La cuestión está en saber diferenciar que no es lo mismo trabajar gratis para que se beneficien los demás o hacerlo para que revierta en beneficio propio.

Intromisiones no deseables: hobby vs profesión


Expresarse a través del arte es la posibilidad que tiene el artista para exteriorizar sus emociones.

La creatividad permite a una persona satisfacer su necesidad de expresar y materializar sus ideas.

Esta actividad puede ejercerse como hobby o ser tu profesión en cualquiera de sus múltiples manifestaciones.

Si se convierte en tu medio de vida te ves en la obligación de rentabilizarla económicamente.

Por el contrario, si es solo una afición tienes la libertad de poder beneficiarte de las ventajas emocionales que te aporta, sin preocuparte si será o no rentable.

Como aficionado, al no tener que vivir de tu obra puedes disponer de ella como consideres más oportuno y ocupar tu tiempo libre en la actividad que más te satisface.

No es conveniente que malvendas o que aceptes ofertas a bajo coste por el simple afán de visibilidad o protagonismo.

Puedes limitarte a almacenarla para tu disfrute propio, regalarla, venderla o deshacerte de ella si no te satisface.

Nadie te va a coartar tu libertad de hacer lo que quieras con tu obra, pero es bueno que tengas en consideración que según actúes puedes perjudicar indirectamente al artista que sí vive de ella.

El profesional que está legalmente constituido tiene la obligación de hacer frente a unos gastos ineludibles que no tiene el que practica el arte como afición o por necesidad personal de expresarse a través de él.

La comercialización de su obra que hace el aficionado, por ejercer temporalmente, o el creativo que trabaja en una circunstancia de economía sumergida perjudican directamente al profesional.

Conociendo esta debilidad del panorama de las artes visuales, se ofertan encargos “low cost” a los que se apuntan muchos aficionados, pseudoartistas o malos profesionales que con una preparación mínima osan aceptar estos trabajos, perjudicando profesionalmente al sector.

No es cuestión de ponerle puertas al campo del arte, pero si es conveniente respetar una normativa no escrita, pero necesaria para convivir dignamente en el mismo espacio.

Lamentablemente, el sector del arte es algo excepcional cuando se trata de derechos laborales y de un justo reconocimiento profesional.

Hay que combatir todas estas situaciones adversas que menoscaban la supervivencia del profesional creativo para cambiar esa sensación de inestabilidad profesional y económica que embarga su vida.

El artista, cualquiera que sea el área en que desempeñe su creatividad, debe cohesionar un status profesional indiscutible y vigoroso en el que no pueda caber ninguna de estas proposiciones inaceptables de trabajo gratis o de bajo coste, pretensiones demasiado frecuentes y arraigadas en la sociedad.

Aprende desde hoy mismo a decir “no” y elimina de tu cabeza la idea de “trabajar gratis”, porque ese no es el camino adecuado para obtener clientes.

Todo lo contrario: es la manera de alejarlos e iniciarte en un círculo vicioso que marcará tu futuro.

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[Fotografía de Pixabay]
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PROYECTO #NOPORAMORALARTE


El proyecto #NOPORAMORALARTE surge como reconocimiento y apoyo al trabajo de los artistas. Se trata de una iniciativa social para apoyar el trabajo de los artistas plásticos, fotógrafos, actores, escritores, ilustradores, diseñadores… Muchos de los profesionales del arte y la cultura no cuentan con el apoyo profesional y económico que debería existir, como en cualquier otro sector. Y muchas veces tienen que trabajar por amor al arte.

La camiseta #NOPORAMORALARTE se fundamenta en el diseño de una camiseta con un lema de apoyo a este sector, que afirme “NO TRABAJO POR AMOR AL ARTE”. El dinero recaudado por su venta será invertido en proyectos artísticos donde todos los agentes implicados cobrarán lo estipulado, como en cualquier trabajo (algo no usual en el mundo del arte y la cultura).

#NOPORAMORALARTE es un proyecto de PAC Plataforma de Arte Contemporáneo, que cuenta con la colaboración de Swinton & Grant.

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